El cardenal Norberto Rivera Carrera pidió porque México no se hunda en la tumba de su propio pecado y miseria.
“Que cese la violencia embrutecida, que se apague la insaciable avaricia de los poderosos que reina la concordia entre los gobernantes, que desaparezca la escandalosa injusticia y la desigualdad”.
En su mensaje de Pascua de este año, el purpurado señaló que “a nuestro país la asfixia la corrupción y lo lacera la violencia desatada con una brutalidad inimaginable”.
Destacó que se ha secuestrado el derecho a vivir una vida tranquila; el narcotráfico corrompe todo y a todos. Arruina la vida de millones de jóvenes que buscan en los estupefacientes una efímera realidad.
“Las familias se van desintegrando e impera la cultura de la muerte, también se asesinan los niños en el vientre de su madre en ara del derecho a decidir y las leyes justifican esta atrocidad”, mencionó.
El religioso resaltó que la conciencia endurecida de los ricos no se conmueve ante la miseria de los necesitados; miles de ancianos esperan la muerte no como esperanza de la vida, sino como remedio a la dura soledad a la que han sido sometidos.
Rivera Carrera destacó que el trabajo escasea a causa de una crisis provocada por la voracidad y la inmoralidad.
En su homilía de este domingo en la Catedral Metropolitana llamó a los católicos a vivir su fe sin incredulidad.
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